Sandías sin pepitas. Esta misma tarde he leído un cartel publicitario en el que me intentaban vender las ventajas de este tipo de sandías. Me he quedado estupefacto. No por la sandía en sí, que ya sabía de su existencia, si no del hecho de que intenten venderla como la panacea.
- Los niños ya no tendrán problemas a la hora de comérsela. No se atragantarán con ninguna pepita.
- Pero oiga eso es estupendo, ¿y para cultivarlas?
- ¿cultivarlas?- continua el hombre sonriente- de eso ya no tiene que preocuparse, nuestra empresa las distribuye por todo el mundo.
- Ya, pero yo tengo un pequeño huerto y…
Y es aquí donde radica el problema. No porque yo quiera, o no, cultivarlas, si no porque no tengo la posibilidad de hacerlo. Ya que al quitarle las pepitas están dejando sin simiente a esta fruta.
- Pero eso es una menudencia, yo no voy a cultivar.- podría decir más de uno.
- Además en el caso de querer, me basta con pedir semillas de este tipo a la empresa.- contestarían otros.
Sí, todo eso es cierto, pero vayamos por partes; en primer lugar puede que no vayas a cultivar nunca, vas al mercado de turno y compras y con eso te basta. Pero ahora supongamos que eres el vendedor, y tienes campos de cultivo en los que cultivas estas plantas y los clientes te piden que sean sin pepitas. Pues nada vas a la empresa que tiene la patente de este alimento transgénico y le compras semillas al precio que ellos quieran. Y cada vez hay más gente que quiere este tipo de alimento, por pereza (por no quitarle uno mismo las pepitas), comodidad, etc. Llega un momento en el que este vendedor, si quiere vender, ya no le bastará con recolectar y quedarse con simiente para la siguiente cosecha, ya que estas sandías no tienen semillas. Tendrá que acudir nuevamente a la empresa y comprar más.
Esto es un intento de controlar los alimentos, lo que hasta ahora era una planta que cualquiera podía cultivar, ahora hay que pagar a una empresa los derechos de la patente para poder hacerlo, o bien comprarle directamente a ellos las semillas.
- Los niños ya no tendrán problemas a la hora de comérsela. No se atragantarán con ninguna pepita.- Pero oiga eso es estupendo, ¿y para cultivarlas?
- ¿cultivarlas?- continua el hombre sonriente- de eso ya no tiene que preocuparse, nuestra empresa las distribuye por todo el mundo.
- Ya, pero yo tengo un pequeño huerto y…
Y es aquí donde radica el problema. No porque yo quiera, o no, cultivarlas, si no porque no tengo la posibilidad de hacerlo. Ya que al quitarle las pepitas están dejando sin simiente a esta fruta.
- Pero eso es una menudencia, yo no voy a cultivar.- podría decir más de uno.
- Además en el caso de querer, me basta con pedir semillas de este tipo a la empresa.- contestarían otros.
Sí, todo eso es cierto, pero vayamos por partes; en primer lugar puede que no vayas a cultivar nunca, vas al mercado de turno y compras y con eso te basta. Pero ahora supongamos que eres el vendedor, y tienes campos de cultivo en los que cultivas estas plantas y los clientes te piden que sean sin pepitas. Pues nada vas a la empresa que tiene la patente de este alimento transgénico y le compras semillas al precio que ellos quieran. Y cada vez hay más gente que quiere este tipo de alimento, por pereza (por no quitarle uno mismo las pepitas), comodidad, etc. Llega un momento en el que este vendedor, si quiere vender, ya no le bastará con recolectar y quedarse con simiente para la siguiente cosecha, ya que estas sandías no tienen semillas. Tendrá que acudir nuevamente a la empresa y comprar más.
Esto es un intento de controlar los alimentos, lo que hasta ahora era una planta que cualquiera podía cultivar, ahora hay que pagar a una empresa los derechos de la patente para poder hacerlo, o bien comprarle directamente a ellos las semillas.
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